El invierno es la estación en la que más atención debemos prestar a la ropa de los niños, ya que las bajas temperaturas, el viento y la lluvia o nieve pueden afectar a su salud si no están bien protegidos. La técnica más recomendada es la de las tres capas:
- Capa interior: ropa interior térmica o camisetas de algodón ajustadas para mantener el calor corporal.
- Capa intermedia: jerséis de lana, sudaderas gruesas o forros polares que aportan abrigo.
- Capa exterior: abrigos impermeables y cortavientos que protegen del frío, la humedad y la lluvia.
Además, en los días más fríos no pueden faltar los gorros, bufandas, cuellos de lana y guantes. Los pantalones forrados o con tejidos más gruesos ayudan a mantener el calor, y en los pies lo más recomendable son botas de invierno impermeables con suela antideslizante, perfectas para jugar sin riesgo de resbalones.
El invierno no tiene por qué limitar la actividad de los más pequeños. Con la ropa adecuada, pueden salir, jugar e incluso disfrutar de la nieve sin preocuparse del frío. La clave está en elegir prendas que sean cálidas, cómodas y fáciles de poner y quitar, para que ellos se sientan libres en todo momento.


